Bibliotecas completas remarcan la diferencia entre publicidad y propaganda. Entre una campaña publicitaria que busca convencer a las personas que tienen una necesidad que desconocían y que tal producto es la solución. Y una campaña política procura comunicar una respuesta a una demanda o instalar una idea.
Ya no es necesario escalar en la historia para encontrar la campaña política propagandística que aseguraba que la silla de producción nacional se rompía mientras que la importada no lo hacía. “Más libertad es mayor prosperidad económica, menos Estado es mayor producción, inversión y empleos privados”: No es el slogan de una campaña de la Libertad Avanza ni tampoco del Gobierno nacional Es la nueva campaña de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmaceúticos (CILFA).
El apoyo del Estado al sector
Esta incitación a tener un Estado más chico desconoce que, por ejemplo, la misma entidad reconocía el valor del accionar de la Embajada argentina en Estados Unidos y de la Cancillería en lograr un cambio más flexible de la visión de la United States Trade Representative (USTR), sobre la normativa argentina en materia de patentes.
Tampoco mencionan nada sobre el programa PRODUCIR +SALUD por el cual el Estado promovía la actividad, ni sobre la promoción de la nanotecnología o la plataforma argentina de ensayos clínicos.Todas iniciativas del Estado argentino.
Tampoco hace alusión a la variedad de subsidios que recibieron laboratorios como Bagó, entre otros a lo largo de su historia en la Argentina
Una relación conflictiva
La tensión entre los laboratorios y el Estado, que es garante de la salud de la población, tiene su historia.
En la década del 50 se crean las entidades representativas de sector industrial; en CAEME se nuclean los laboratorios extranjeros y en CILFA los nacionales.
La liberación de precios gestada a la luz de la Revolución Libertadora, se truncó en el Gobierno radical de Arturo Illia, después de detectar que el gasto en medicamentos para los hogares argentinos llegaba a un promedio del 62% de sus ingresos.
La diferencia entre aquellas décadas y la actual es que los laboratorios no solo producen para el mercado residencial de la salud humana sino que esta industria creció fuertemente en los segmentos de animales (desde alimentos a vacunas) y en bio y nano tecnología, ambas comprendidas bajo el régimen de economía del conocimiento, con ventajas impositivas, respecto a otras actividades económicas.